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Si en el punto en el que tomábamos el camino de piedra para subir a la Ermita continuamos en línea recta, llegaremos a La Finca de La Jarilla en poco tiempo. No obstante, el modo más habitual de acceder a esta bella finca se realiza por la calleja situada junto a la cruz de los caídos. Atravesando esta extensa y hermosa finca, tras cruzar numerosas praderas, llegamos a una zona donde el pantano se estrecha formando una manga conocida como “Los Riberos”. Es una zona con numerosos canchales graníticos y exuberante vegetación, principalmente de arbusto y matorral. En esta finca, de propiedad privada, existe actualmente una importante labor ganadera de vacuno. Junto al ganado encontramos liebres, jabalíes, perdices... etc.
No es difícil ver zambullirse en el agua al mirlo acuático y al martín pescador, o sestear en las orillas a los abundantes galápagos, así como a la cigüeña negra.
En sus bosques de rivera encontramos oropéndolas, mirlos, lavanderas, pájaros carpinteros y otras muchas aves.
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